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Especialidad
Historiadora del Arte
Línea de investigación
Arte contemporáneo, Arquitectura, Patrimonio cultural
Grupo-IUI
Grupo de investigación VESTIGIUM
Instituto Universitario de Investigación en Patrimonio y Humanidades (IPH, UNIZAR)

Ascensión Hernández Martínez

Historiadora del Arte

Estoy convencida de que en mi vocación influyeron mis padres, que me llevaban a visitar todas las catedrales, iglesias, ciudades históricas y exposiciones que les era posible. Considero que a través del estudio del arte y del patrimonio cultural, contribuyo a mejorar la sociedad. El arte nos abre una puerta al pasado y muestra que tenemos una dimensión emocional y artística como seres humanos que trasciende el tiempo y que une generaciones. 

En el mundo actual se tiende a despreciar las Humanidades y las Ciencias Sociales en favor de la tecnología.  Es una equivocación. Nosotras, como científicas sociales y como mujeres, somos imprescindibles para una sociedad que perdería una parte importante de su humanidad si renunciara a las artes. Mi mensaje para aquellas estudiantes que amen las artes y las letras es que no abandonéis vuestros sueños ¡Sois necesarias!

Qué despertó mi vocación

Las obras de arte me han gustado desde pequeña, siempre he sentido mucha curiosidad por todo, por los edificios históricos, las esculturas, las pinturas en las galerías y los museos. Eso no quiere decir que no me gustara también jugar y hacer deporte, además de practicar la danza en cualquiera de sus versiones. ¡Todo es compatible! Pero creo que mis padres fueron fundamentales en mi vocación, aunque yo no era muy consciente de ello, que me llevaban a ver todas las exposiciones posibles y me enseñaron, en la medida de sus posibilidades, todas las catedrales, iglesias y ciudades históricas que pudimos visitar (y fueron muchas porque mi padre era ferroviario y entonces teníamos gratis los viajes en tren). 

Durante mis estudios de Bachillerato tenía claro que me gustaban más las letras que las ciencias. Era y soy una lectora voraz, una afición que intento trasladar a mis alumnos, porque creo que te abre mundos insospechados. Por suerte, en mi colegio fomentaron todavía más mi gusto por el arte, la música  y la lectura, pero cuando tuve que elegir carrera, no tenía muy claro qué escoger, porque también me atraían los idiomas y barajé estudiar Filología Inglesa. Finalmente opté por Geografía e Historia, que me permitía escoger entre un amplio espectro de ramas, y allí me reencontré de nuevo con Historia del Arte y decidí que, definitivamente, era la materia en la que quería especializarme.

Investigo en…

Cuando terminé mis estudios, hace ya unas cuantas décadas, empecé mi carrera académica, primero como becaria del Departamento de Historia del Arte, luego como Profesora Asociada, después Profesora Titular y finalmente, Catedrática. En la actualidad, además de ser docente, lidero un proyecto de investigación nacional dedicado a los Paisajes Culturales en Aragón, en el que participan investigadores nacionales y extranjeros. La verdad es que no imaginé que podría llegar tan lejos, así que me siento muy contenta  por todo lo que he conseguido, que ha sido posible por el apoyo constante de mi director de tesis, de mis maestros y maestras, y sobre todo de un grupo de compañeras, ahora estrechas amigas, con las que compartí mis sueños, mis logros  y mis frustraciones a lo largo de todos estos años, convirtiéndose en mi ‘red emocional y profesional’.

Inicialmente yo me dediqué a estudiar la arquitectura contemporánea, a través de la figura del arquitecto a quien se debe no sólo el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, sino también la transformación de nuestra ciudad en el paso del siglo XIX al XX: Ricardo Magdalena Tabuenca. A través de este arquitecto, descubrí la restauración de arquitectura histórica, puesto que él se dedicó a este tema, abriéndose para mí un mundo fascinante al que me he dedicado desde entonces. Me interesa analizar cómo se usan y se transforman los edificios, cómo cambian y para qué podrían servir, y qué significado tuvieron en el momento en que fueron construidos. Estas cuestiones son de gran utilidad social, y por ello mis investigaciones tienen una gran aplicación y a menudo me piden la asesoría de  proyectos de intervención en arquitectura. 

Considero también muy importante la educación y la difusión en este campo, ofrecer la información al público sobre la historia de las construcciones, y por ello colaboro con frecuencia con medios de prensa y en programas de radio y televisión. En ocasiones he tenido que participar de manera pública y activa en la defensa de monumentos amenazados por proyectos de restauración equivocados o por iniciativas que proponen cambios de usos erróneos para el patrimonio. Creo que esto es clave, ser científica implica también un compromiso social en el que el debate y la confrontación tienen que estar presentes. No hay que tener miedo a manifestarnos, si somos capaces de presentar bien argumentadas nuestras opiniones y, desde luego, es preciso defender aquello en lo que creemos.  Al menos, yo así lo hago cada vez que lo considero necesario.

Posibles dificultades: mujer/carrera investigadora

Mi trabajo es fantástico porque implica que debo viajar y visitar museos, colecciones y edificios históricos constantemente. He realizado estancias de investigación de varios meses en diversos países de Europa y Latinoamérica. El contacto con profesionales de otros países, que luego con frecuencia se han convertido en amigos, y con paisajes y patrimonios muy diferentes al mío, me ha hecho ser más sensible a las diferencias y a las diversidades culturales, ampliando de manera extraordinaria mis conocimientos y mis perspectivas. Pero esto exige numerosos sacrificios personales, aunque yo no los he advertido como tales, porque siempre he sentido pasión por lo que estaba haciendo.  De alguna manera, creo que ser científica podría compararse con ser deportista profesional, porque debes anteponer tu carrera investigadora a muchas cosas, pero yo no lo he notado como una pérdida, sino como una riqueza. He disfrutado una vida personal muy completa, en la que mi familia y mis amigos me han apoyado siempre, pero lo cierto es que la mayor dificultad surgió al tener a mi hijo,  ya que la conciliación laboral es algo que todavía no hemos resuelto bien en nuestro país. 

La verdad es que aunque no he encontrado obstáculos en mi carrera por ser mujer, porque mi ámbito está muy ‘feminizado’, lo que ha sido bastante más difícil es conciliar la carrera profesional con la maternidad. Si lo he conseguido ha sido porque he tenido un entorno familiar, mi madre en concreto, que me ha sostenido y ha llegado adonde yo no podía estar.